Paseando por Baza (Granada) nos encontramos con una antigua confitería que no me resistí a fotografiar. Si no fuera porque los pastelitos y caramelos que tenía en su interior eran actuales, al entrar parecía que te teletransportaras al pasado cuando los caramelos sólo se vendían en estos establecimientos y se pedían a través de unos tarros de cristal a los que sólo podía acceder el señor confitero.
Allí dentro te podías imaginar cualquier historia pasada... desde la de un niño comprando sus Sugus con las perrillas que le habría dado su madre que le esperaría fuera charlando sobre sus quehaceres con sus señoras amigas, hasta la de la historia de una arregladísima y perfumada abuela que iría a comprar galletitas de mantequilla para llevar a sus hijos y nietos en una mañana de domingo.
Muy nostálgica, En Francia hay bastantes confiterías así, que o bien se conservan como antaño, o bien se han rediseñado así. Lo que no tienen es una maravillosa balanza como la de la foto.
ResponderSuprimir@Sorokin: una de las cosas que más me fascinó de Paris fueron las pastelerías-confiterías, fueran modernas o antiguas su decoración era minimalista e impecable. Me falta visitar el resto de Francia para ver cómo son por allí las pastelerías!
ResponderSuprimirEstuve en Segovia el otro día y encontré una confitería similar con todo el escaparate de madera, lástima que no pude hacer fotos, había tanta gente que era imposible coger buenas tomas.
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