Take away Sakura-ya

Sakura-ya Take away
Av. Diagonal 557 L'Illa Diagonal
Planta 1- Rebost
Tel. 93 430 48 90
Caí en la tentación. Acompañando a un amigo un sábado por la mañana a la Illa, se me ocurrió pasar a deleitar mis ojos con los manjares del Take Away del Sakura-ya.
Claro, te lo ponen todo allí expuesto a la vista, tan bonito, con tan buena pinta, con esos colores, con esas bandejitas tan prácticas de llevar, recién hecho... cómo no va a caer una en la tentación de llevarse a algo para casa.
Yo me decanté por una bandejita de makis variados: aguacate, atún, mayonesa, cangrejo, huevas de salmón, langostino, mango y salmón. Todos buenísimos, y grandes también, en especial me gustó el de salmón con huevas de salmón.
El precio fue de unos 15 euros (8 piezas). No es barato, pero a mí me mereció la pena porque hacía mucho que no disfrutaba de unos makis y realmente estuvieron muy bien para tratarse de un take away.

Como teníamos por casa un set japonés que nos habían regalado, lo vestimos todo para la ocasión. Una comida de sábado diferente.

Restaurante Tintorería Dontell (Barcelona)

Creo que es la primera vez que comento un restaurante sin ninguna fotografía ni del local ni de la comida. Pero siempre hay una primera vez para todo. Así es el caso de este restaurante. La Tintorería Dontell pretende ser el primer local clandestino de Barcelona. Con clandestino me vengo a referir a que desde fuera no se sabe que se trata de un restaurante, el restaurante se esconde tras el escaparate de una tintorería.

Yo aquella noche no sabía donde iba a cenar (algo raro rarísimo porque siempre o casi siempre tengo muy controlado donde voy a ir a comer o a cenar). Así que me llevaron hasta la puerta del local y al principio me engañaron diciéndome que se habían equivocado de dirección porque justo en ese número había una tintorería, tal y como vieron mis ojos, y no podía ser...

Dudé dos segundos. Dos segundos es lo que tardó mi mente en recordar que justo esa mañana había leído en el Que Fem de La Vanguardia que habían abierto un restaurante nuevo que se escondía tras el nombre de Tintorería Dontell. Es lo que tiene estar al día de los restaurantes, que cuesta que a una le den una sorpresa...

En cuanto al sitio y la comida, pues decir que todo me pareció de lo más fashionista. Todo a la última moda: las mesas, la iluminación, los platos, coctelería, etc. Moderna es hasta la idea de que la próxima vez que quieras visitar el restaurante entres a través de tu huella digital.

Comimos bien, pero sólo bien. Los platos estaban cuidados pero no nos hicieron vibrar ninguno de ellos. Tuvieron algún que otro fallo los camareros: preguntamos sobre un ingrediente porque lo desconocíamos y les costó respondernos (la cocina se ve desde las mesas a través de un cristal, el camarero entró en cocina a preguntarlo) y luego se olvidaron de nosotros una vez nos trajeron la carta de postres. Y lo que eché en falta fue luz...no podía ver bien los platos (y no hubo manera de fotografiarlos!).

Una idea original e innovadora, pero para mí le faltaría dar un pelín más de protagonismo a la comida. Habrá que seguir probando.

Precio aproximado por persona: 40€ (incluyendo primer plato, segundo plato, postre y vino).

Crema de calabacín

Reconozco que soy amante de las cremas. Yo creo que ya me viene desde pequeñita, porque era de las que devoraban las papillas y los triturados.

Lo que me pasa con las cremas y las sopas es que tengo dificultad para encontrarlas en los menús de restaurante. Es cierto que no hay mucha gente que le apasione este tipo de plato, es más, mi pareja odia (con mayúsculas) las cremas. Pero a mí me harían feliz en muchos restaurantes sí incluyeran en su carta algún tipo de crema o sopa.

Así que en el pisillo cuando hago crema ya sé que va a ser toda para mí. Esta vez me animé con una crema de calabacín. Así sin más, al natural, el calabacín no me disloca (ni en ensaladas tampoco) pero he de decir que en crema la cosa cambia, es una fruta que queda muy bien en crema.

La crema de calabacín es además ideal para el que se esté cuidando, como es mi caso.

Ingredientes:

1kg de calabacín 3 cucharadas de aceite 1 cebolla 4 quesitos en porciones light 1 taza de leche desnatada 500ml de caldo vegetal (o de pollo) sal, pimienta y nuez moscada

Para cocinar este plato utilicé unos nuevos utensilios que rondaban por casa. El "fabuloso y maravilloso" Nicer Dicer, ese corta-verdura que tanto anuncian por la tele (por cierto carísimo) y que dicen que es tan especial y tan único y que luego te lo encuentras en el mercadillo del barrio por poquito dinero. Tenía curiosidad por ver cómo funcionaba...

Y luego el cortador de patata. En este caso, cortador de calabacín. Este sí que es un utensilio útil.

Una vez tenemos todo preparado, ponemos la cebolla cortada bien pequeñita en el aceite en una cacerola grande (luego tienen que caber los calabacines). Dejamos un ratito y añadimos los calabacines cortados en rebanadas, a ser posibles finas.

Dejamos durante unos 15-20 minutos a fuego lento. Añadimos el caldo y lo volvemos a dejar unos 20 minutos. Al final añadimos la leche, el queso y dejamos que vuelva a hervir. Pasamos todo por la batidora y añadimos nuez moscada y sal.

A disfrutar de la crema!

Arroz con bogavante a la brasa

No hay mejor excusa para reunirse en familia que la de hacer un arroz con bogavante a la brasa en la terraza de casa. Y si alguien se caracteriza por hacer los mejores arroces en mi familia, ese es mi tío. Ya le puedes poner a hacer una simple paella o, en este caso, un arroz con bogavante que "el tío te enseñará cómo se hacen bien las cosas".

Eso sí, no hay animal que se le resista. Recuerdo yo a mi tío con mi padre, cuando yo era una ñaja, en lo alto de una roca frente al mar con sus cañas de pescar fabricadas manualmente a partir de las cañas que tapaban la entrada del camping donde nos instalábamos. Esas cañas que un buen día mi padre se inventó para poder atrapar cangrejos (simplemente había que atinar a poner el anzuelo dentro de la pata de un cangrejo y tirar..) y cómo de repente todos nosotros teníamos una y nos dedicábamos a buscar los cangrejos incluso de noche con la linterna y atraparlos.

Pero él no necesitaba caña. El Kike se valía con su fuerza. Recuerdo sobre todo un día que mi padre localizó una cabra. Sí, una cabra, porque a los cangrejos grandes les llamábamos cabras. Y esas no había manera de capturarlas con las cañas. A esas había que tratarlas de manera diferente...a lo bestia. Ya ves a mi padre utilizando la propia caña para pegarle una sacudida e inmovilizarla y a mi tío utilizando sus propias manos para agarrarla! Sus propias manos! No sé si alguna vez habéis visto un buey de estos en vivo y en directo, pero esos animales impresionan. Y aquel era de un tamaño considerable. Vamos que no cualquiera puede meterle la zarpa...pero mi tío sí que se atrevió ;-P

Así que aquel día tuvimos cangrejo del grande para cenar.

Volviendo a lo de los animales. A mi tío lo he visto desenvolverse muy bien empezando por animalitos de la talla de los caracoles (irlos a buscar y cocinarlos tiene lo suyo) hasta un buen animalote como es un cordero al horno.

Pues eso, que no hay animal que se le resista.

Pero con quien también hace muy buenas migas es con las señoras hortalizas y verduras. De sus manos han salido exquisitos manjares como el gazpacho (hay que dedicarle tiempo si quieres que te salga como a él) o una sopa de cebolla que ya le gustaría a más de un cocinero cocinarla como lo hace él.

Aquel día, el día del arroz con bogavante, los señores bogavantes cayeron rendidos a sus pies...para ir a parar a nuestro paladar de la mejor manera posible.

Gracias tío, por este arroz y por los que vengan.

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