Aunque suene raro de mi boca, prefiero la cocina tradicional a la moderna. Está claro que las dos me gustan y mucho, pero si tuviera que elegir creo que disfruto más con un buen plato de los de siempre. Y con los postres me pasa lo mismo.
Desde que fuimos a la Taberna Paco Meralgo y probé de postre las torrijas de Santa Teresa, me quedé con el gustillo de hacerlas yo misma o probar otras diferentes. Como tengo una lista inmensa de platos a cocinar, en este caso fue mi tío el que me proporcionó dicho placer elaborando él las torrijas.
Realmente se trata de un postre sencillo porque basta con tener pan, azúcar, huevos, aceite y leche, productos que normalmente andan por casa y, eso sí, un poco de canela. Y el método muy sencillo: se hierve la lecha con el azúcar y la canela, se moja el pan, se reboza de huevo y se fríe en aceite bien caliente.
Si hay algo de excepcional en las torrijas de mi tío es que las hizo con pan de pagés.
Como este pan ya suelen venderlo cortado en bolsas, no hay que pasar por el engorro de cortar el pan en rodajas similares. A mí me gustaron bastante con este pan, creo que porque el pan de pagés tiene la corteza más bien tostadita. Hay que probarlo; eso sí, con una rebanada es suficiente!
Sé que se ha pasado el tiempo de disfrutar de caldos, que ahora ya empieza la temporada de los gazpachos y las cremas fresquitas, pero yo disfruto de un buen plato de cocina tradicional en cualquier época del año. Entre mis recetas pendientes tenía la de cocinar escudella; ésta que cocinamos nos quedó más bien light porque no le añadimos ciertos ingredientes que en la receta original sí que lleva, como pueden ser la butifarra negra.
La receta la sacamos de este enlace, aunque como ya he dicho la varíamos un poco:
400 gr de garbanzos de bote
1 bandeja preparada para escudella (espinazo, jamón, magro y tocino)
1 oreja de cerdo
1 cabeza de ajos
1/2 col
1 apio
1 nabo
4 zanahorias
fideos gruesos
Ponemos todos los ingredientes del caldo bien limpios, y con la cabeza de ajos sin pelar, en una cazuela bien grande con abundante agua, a excepción de los garbanzos que los echaremos más tarde. Salamos un poco y tapamos la cazuela para llevarlo a ebullición. Cuando veamos que ha comenzado a cocer, bajamos de fuego, echamos los garbanzos y lo dejamos a fuego bajo durante aproximadamente dos horas.
Apartamos la carne y verduras y colamos para obtener el caldo. Añadimos los fideos gruesos y dejamos cocer 10 minutos. En nuestro caso servimos la carne y verduras aparte para el que quisiera se lo añadiera a su gusto a la sopa.
Quedó muy rica, a la próxima probaremos a cocinar una escudella con más contundencia, vamos con butifarra negra.
Si nuestra afición principal es la de probar nuevos restaurantes, una subafición sería la de probar restaurantes japoneses. A nuestros oídos había llegado por diferentes fuentes que existía un restaurante japonés en Sant Fost de Campsentelles, el Shiki Restaurant. Parece como un reto para nosotros lo de buscar sitios escondidos y así que allí nos dirijimos, a Sant Fost para seguir descubriendo, como ya nos pasó con el restaurante Matsu, que no sólo en el centro de Barcelona existen buenos japoneses.
El Shiki es de esos restaurantes que te sorprenden, jamás esperarías encontrar un restaurante japonés en un local que, si no me equivoco, se trata de una antigua casa o antiguo restaurante de pueblo. Para aparcar no tuvimos problemas y para llegar desde Barcelona tampoco, Sant Fost de Campsentelles no está tan lejos!
Para nosotros la atención fue impoluta. La carta, al más puro estilo tradicional con un libro de piel y sus hojas plastificadas, no desbordaba modernidad pero sí muy buenos platos que al fin y al cabo es lo importante. Empecemos el festín:
- Hosomaki negitoro. Makis de ventresca de atún con cebolla tierna. Grandes makis y con generosa cantidad de ventresca en su interior.
- Tataki de toro. Como nos gusta tanto la ventresca de atún pedimos también un tataki. Estaba bueno pero quizás le sobraba salsa de soja, el tataki era lo suficientemente bueno como para no ir acompañado de casi salsa. El toque de la cebolleta rallada estuvo muy bien.
- California maki ebi fry. Los primeros makis que probamos que son crujientes por dentro y es que estaban hechos con gamba rebozada ríquísima. Un diez para ellos.
- Kakiage. Una tempura diferente a la que estamos acostumbrados, de marisco y verduras. Buena también aunque con algo menos de aceite mejoraría, pero esto es algo fácil de corregir.
- Yakiniku, ternera estilo Kobe. Plato estrella de nuestra cena. Ya habíamos probado la carne estilo Kobe en otros restaurantes japoneses, pero creo que como esta ninguna. Tiernea, con su grasa tan sabrosa y coratda bien finita, disfrutamos de este plato como ninguno. La plancha bien caliente servía para hacernos la carne a nuestro gusto, en mi caso muy poco hecha porque aquellos cortes estaban excelentes hasta crudos.
Postres, todos ellos caseros:
- Mochi daifuku de fresa y nata. Primera vez que probamos un mochi, y no creo que fuera la última porque no gustó mucho.
- Flor de chocolate y almendra con cocktail de cinco sakes. Un postre que gracias al sorbete de sake era muy digestivo.
Precio: 90,63 € (2 personas, con tres botellines de agua). Relación calidad precio muy buena, teniendo en cuenta que pedimos 5 platos, entre ellos la excelentísima carne, y dos postres.
Repetiremos seguro.
Si a tu hermana pequeña no es que le agraden mucho los tradicionales pasteles de cumpleaños de pastelería y le encantan los donuts del Dunkin' Donuts, he aquí la solución a una tarta de cumpleaños original.