Spaguetis con marisco

He aquí uno de mis platos favoritos. Qué mejor combinación que la pasta y el marisco. Tenía muchas ganas de cocinarlo y hace un par de semanas compré gambas y almejas y me puse manos a la obra.

Primero hice las gambas y las pelé dejando las cabezas aparte para crear un poco de suquet. Mientras la pasta se hacía, elaboré un sofrito con tomate natural, ajo picado y el suquet. Lo último fue pasar por la sartén las almejas para que se abrieran y añadí todos los ingredientes en la misma para mezclarlos bien.

Cómo disfruté.

Tiramisú de fresas

Por la red corre un extenso powerpoint sobre postres que me dio la idea de hacer este magnífico tiramisú de fresas para estas navidades. Antes de hacer el postre, no sabía si para esas fechas me iba a ser fácil encontrar fresas, porque sinceramente no sé cuando es buena época para comprar fresas. El día que fui al mercado pensé que si encontraba fresas cocinaría este postre, sino tendría que recurrir a otro.

Por suerte las encontré y sólo me quedó por comprar el resto de ingredientes:

200 gr de fresas

250 gr de mascarpone

2 huevos

60 gr de azúcar

mermelada de frambuesa

En la receta original viene también como ingrediente pistachos crudos para espolvorear, una vez machacados, por encima. Yo prescindí de ello porque sabía que entre mi familia esto no iba a triunfar. Sustituí también el sirope de fresa por la mermelada de frambuesa bien batida para no encontrarnos pepitas en el vaso.

Se baten las yemas con el azúcar hasta que se haga una crema y se añade el queso mascarpone. Se baten las claras a punto de nieve y se añade a la mezcla anterior. Se cortan las fresa spor la mitad y se ponen en la base de un recipiente y encima se pone una capa de crema, una capa de mermelada de frambuesa y se cubre de nuevo con la crema. Se decora con los pistachos picados.(Transcrito tal cual).

Yo utilizé unos vasos bajitos que venían ni al pelo para el tiramisú de fresas, y decoré cada vaso con fresas por encima de una manera diferente. Una receta fácil, con un resultado muy llamativo y dulce.

Tapas24 (Barcelona)

Lo bueno de tomar tapas es que se puede hacer a cualquier hora del día. Estuvimos en el Tapas24 disfrutando de una medio merienda cena que acabó incluso con postre. Muy divertido desde el inicio: las servilletas serigrafiadas de diferente manera, la carta en una papelina donde te sirven los cubiertos y, por supuesto, tapas atípicas junto a las típicas.

Decir que si no fuera porque al local llegamos sobre las ocho menos cuarto, no hubieramos encontrado sitio para tomar algo. Tapas24 se encuentra junto al céntrico Paseo de Gracia y tiene pinta de llenarse a todas horas y sobre todo para comidas y cenas.

Nosotros éramos cinco personas y picamos algo a modo de merienda. Fuimos divertidamente atendidos pero con mucha rapideza. Supongo que por tratarse de un local tan pequeño y tener tanta clientela, necesitan que los comensales se levanten rápido de sus sitios... Bueno, tratándose de un bar de tapas es lo suele acompañar.

Nos decidimos por:

- Bikini Comerç24. Muy bueno, diferente, el mejor de los platillos que pedimos. Con jamón de bellota, mozzarela de búfala y trufa.

- Patatas bravas. Sencillas pero buenas.

- Huevos estrellados con jamón ibérico. Buen plato pero sin entusiasmar. No llegamos a notar la diferencia por tratarse de huevos ecológicos (creo recordar que ponía un cartel bien grande en el bar anuciando que ellos trabajaban con huevos ecológicos). También fue el platillo más caro, unos 15 euros y por el precio el plato nos tendría que haber convencido un poco más.

- Torrija con helado de vainilla. Muy bueno, gran torrija, a mí el helado me recordaba a natilla.

- Chocolate con pan y aceite. Un triunfo, el chcolate muy bueno y la combinación extraña pero acertada. No podríamos hacerlo en casa porque no nos quedaría igual de bueno. Mejor no arriesgarse.

Precio aproximado por persona: 10 euros (hay que tener en cuenta los pocos platos que pedimos y que fueron una bebida por personay postres compratidos, éramos 5 comensales). Tendremos que volver para seguir probando tapas, porque fueron muy poquitas para poder opinar bien.

Lo que sí que creo es que hemos llegado a una conclusión después de haber visitado un par de locales de tapas modernas. Somos muy exigentes con las tapas no convencionales y nos gusta, en este aspecto, platillos menos elaborados y más abundantes.

Canalones o canelones

De pequeña más de una vez ayudé a mi madre a enrollar los canelones. Por aquel entonces ni siquiera yo era consciente de mi futura afición a la gastronomía y a la cocina en especial, yo simplemente me limitaba a ayudarla y a comer después.
Estas navidades me propuse cocinar canelones para poder comerlos en estos días tan señalados. Primero tendría que explicar que en mi entorno familiar se puede escuchar tanto la palabra canalón como canelón. No es que le demos especial importancia a la palabra, al contrario, nos hace gracia porque a más de una cosa la llamamos de dos maneras diferentes según la persona. Yo me decanto más por canelón porque el canalón me suena a conducto.
Para iniciarme en el mundo de los canalones, realicé una pequeña tarea de investigación entre recetas de familiares (entre ellos mi madre, mi suegra, mi tía, etc), consulté mil y un blogs de cocina y con todo ello decidí que al final me dejaría ir llevando con todo lo que había aprendido. También influyó mucho el carnicero que me recomendó qué tipo de carne comprar, claro está.
Ingredientes:

- 1 pollo

- 1kg de carne de cerdo (mejor del cuello)

- caldo de pollo

- especias

- hígado de pato

- cebolla

- harina

- leche

- mantequilla

- pasta para canelones

- queso parmesano

Intentaré no explayarme, porque realmente en cada uno de los pasos se podrían explicar muchas cosas.

En primer lugar, coloqué toda la carne, cortada en octavos (tal y como me dijo en carnicero) junto a las cebollas cortadas también y añadiendo un par de tazas de caldo de pollo en una bandeja de horno. Le eché algo de especias, perejil y tomillo creo recordar y dejé la carne aproximadamente una hora y media hasta que vi que estaba bien rustida.

El aspecto fue el siguiente:
El siguiente paso fue descarnar las carnes, vamos, quitarles el hueso y eliminar las partes más grasas de la carne. Todo ello lo pasamos después a la famosísima picadora llamada por todas las madres del mundo: el un, dos, tres. Este magnífico aparato deja la carne picada en el punto exacto para poder proceder con el siguiente punto. Hasta aquí no le añadí nada a la carne.
El caldo que quedó en la bandeja del horno lo batí y pasé por un colador. Lo reservé para más tarde. El olor que desprendía este caldo era buenísimo, estábamos delante de un buen potenciador de sabor casero. De mientras fuimos haciendo la pasta para canelones en una olla a parte. Como bien explicaba en muchos sitios, se sacó una a una a en un recipiente con agua bien fría y después se fue extendiendo en paños. En una sartén hice un poco de bechamel con harina, leche y un poco de sal. A esta bechamel le añadí un poquito de hígado de pato para después incorporar finalmente la carne picada y mezclarlo todo bien. Pero realmente el mejor truco y lo que le dio más sabor a la mezcla fue añadirle una buena cuchara del caldo que habíamos reservado. Tuve que tener cuidado e ir removiendo a fuego lento para que quedara una masa que se pudiera manejar bien después. Si algo tiene fácil los canalones, es que el relleno se puede ir catando y corrigiendo mientras se va cocinando. He de decir que como había tanta carne picada a algunas de las tantas la bechamel la hice con algo de cebolla picada también. De las dos formas quedaron muy bien. Ya sólo quedaba agregar esta pasta a los canelones y enrollar.
Una vez colocados en sus respectivas bandejas, sólo faltaba añadir la bechamel y el queso parmesano (recomiendo empedernidamente el queso parmesano para cubrirlos, hay diferencia!) rallado por encima.
Salieron aproximadamente unos 56 canelones. De ellos, 36 fueron consummidos en Navidad y los restantes congelados para poder degustar nosotros mismos.
No es porque los hicierámos nosotros, pero quedaron perfectos! Sublimes! Es que todo lo que se hace con amor, sale bien...

Comida prenavideña

Este año entre unos cuantos amigos se celebró una comida prenavideña cuyos motivos eran comer bien, estar juntos y celebrar que llegaba la Navidad. Yo asistí a tal evento como invitada pero también jugué un papel importante porque era la pinche, ayudante del excelentísimo chef que se pasó dos días preparando la comida.

Mérito tuvo comprar toda la comida, preparar los platos con anterioridad, colocar la decoración navideña y poner la casa para unas 12 personas. He de decir que yo sólo participé en las últimas horas antes del gran evento y que casi vi peligrar mi puesto porque algún que otro invitado me suplantó ;-)

Como anécdota, los graciosos delantales que nos prepararon a ambos dos con los respectivos nombres para que no nos confundieran (aunque estaba más que claro quién era el chef y quién era la pinche).

La comida empezó con brindis y tapitas allá las doce del mediodía: unos rebozados de jamón con queso azul y unos pinchos de bacalao marinado. Esto para ir abriendo el apetito.
Como entrante (esta fue mi aportación al evento) nos tomamos un tartar de salmón, aguacate, pepinillo y huevas de trucha. Salieron a más de uno por cabeza.

Y luego llegó el pica-pica, aproximadamente sobre las tres y media de la tarde: chorizo al vino, croquetas de bacalao, champiñones con beicon, sepia (qué blandita le queda siempre al señor Chef!) y mejillones con picadillo.

Hacia eso de las cinco de la tarde vinieron los platos fuertes, esos que entran en el cuerpo con amor. El Chef nos tenía preparadas dos sorpresas: patatas a la riojana en envases individuales y el gran protagonista de la comida, el foie. Para este último, la cebolla caramelizada ya estaba preparada con anterioridad. El foie con cebolla puso el punto sobre la i al final de la comida.

De postre hubieron un par de tartas, una de ellas cortesía de la pinche que ya explicará en próximos posts. Acabamos de comer casi a las ocho de la tarde... esto es lo que se llama una comilona.

Bar León (Hospitalet, Barcelona)

Bar León
c/ Les Esquadres, nº24
08901 Hospitalet de Llobregat
(Barcelona)

Ya he explicado alguna vez por el blog mi afición por los bares de L'Hospitalet. Podemos encontrarnos con bares de tipo gallego, de tipo asturiano, andaluz, leonés, etc. Sean como sean triunfan porque son de comida casera.

Un domingo al mediodía habíamos decidido juntarnos unos cuantos en el Bar León, muy cerquita del centro comercial La Farga Max Center del centro de Hospitalet. Yo ya había probado alguna que otra tapa y sabía que íbamos a comer bien. El dueño es muy amable y aconseja qué pedir en función de lo que tenga hecho del día. Su mujer está al mando de la cocina.

Con la bebida nos trajeron un aperitivo de chorizo con pan para ir abriendo estómago.

- Empanada de carne, atún y chorizo. Muy buena, con muy poca masa de pan y mucho relleno.

- Pulpo. Pequeño pero sabroso.

- Lacón. Buenísimo, muy jugoso, se derritía en la boca. Para mí, estaba en su punto.

- Cecina. ¡Cómo me gusta la cecina! Como buena amante del jamón, soy también buena amante del lacón (me ha salido un pareado). Era la segunda vez que lo probaba en el Bar León y de nuevo disfruté de su sabor.

- Queso. Creo recordar que se trataba de queso de oveja, con un poco de picor. Soy más de jamón pero el queso estaba realmente bueno también.

- Chorizo. Tengo que investigar sobre la elaboración del chorizo para saber su proceso hasta llega llegar al plato. Este me dio la impresión que estaba como cocido porque estaba blandito por dentro y no se hacía pesado. Muy bien.

- Patatas bravas. Perdieron protagonismo frente al resto de platos, pero bien.

- Croquetas. Croquetas caseras muy sabrosas. Seguramente cocinadas con la carne de algún cocido.

Precio por cabeza: 12€, con bebidas, cafés e invitación de orujos de elaboración propia. Relación calidad precio, excepcional. Ojo que se trata de un local muy pequeño donde sólo hay un par o tres de mesas. Nosotros volveremos otro día seguro porque aquel día no tenían oreja de cerdo que según fuentes próximas está buenísima.