Ingredientes:
La base de este plato es la carne de caza (normalmente se utilizan liebre, perdiz y conejo) y las tortas cenceñas. Estas tortas están elaboradas con pan sin levadura, sólo con harina, agua y sal y posteriormente horneadas. Hoy en día no es complicado encontrarlas en los supermercados, aunque allí las encontraremos en paquete ya troceadas (en el Mercadona venden de la marca El Pastor de la Mancha).
Nosotros cocinamos el gazpacho manchego con las tortas auténticas, sin trocear, traídas de Albacete en nuestra visita a esas tierras.
2 tortas
1 perdiz y 1 liebre (las que utilizamos habían sido cazadas por un compañero de trabajo y despellejadas por mi propio abuelo como un auténtico profesional)
1/4 pollo de corral
tacos de jamón
tomillo
romero
pimienta negra (4/5 granos)
2 dientes de ajo
2 hojas laurel
1 cebolla
3 tomates triturados (o un bote pequeño)
1 vasito de vino blanco
agua
sal
Elaboración:
Troceamos en trozos grandes la liebre, el pollo y la perdiz y los sofreímos a fuego fuerte para que queden dorados por fuera y casi sin hacer por dentro. En una olla grande ponemos la carne, los ajos, el laurel y la pimienta junto a 2 litros de agua y cocinamos a fuego medio. Una vez cocida la carne la sacamos y la deshuesamos, desmenuzándola en pequeños trozos (tamaño dedo meñique aproximadamente) y la dejamos enfriar. El caldo de la cocción lo colamos y reservamos.
Cortamos la cebolla en pequeños trozos y la sofreímos dorándola un poquito; añadimos un poquito de sal, el tomate, el tomillo, el romero y el vino. Dejamos unos minutos y añadimos la carne, mezclando bien todos los ingredientes.
Seguidamente añadimos el caldo de la cocción hasta cubrirlo todo bien (1 dedo por encima aproximadamente) y dejamos unos minutos. Se añaden las tortas troceadas en pedacitos del tamaño de una cuchara. Se cocina todo a fuego medio hasta que las tortas hayan absorbido el caldo. Ha de quedar espeso, pero siempre con algo de caldo.
En el caso de que no sea del agrado la carne de caza se puede realizar la receta únicamente con carne de pollo. El gazpacho manchego sigue quedando igual de suculento. Se recomienda que el pollo sea del bueno porque al final es el que le da el sabor al plato.
Se trata de un potaje diferente; el resultado es una mezcla de pasta y carne mu sabrosa. Hay que probarlo.