Restaurante Cataluña y Aragón (El Prat de LLobregat, Barcelona)

Restaurante Cataluña y Aragón
Crta. Buñola, 46-48
08820 El Prat de Llobregat
(Barcelona)
Tel: 93 370 22 50

Hacía mucho tiempo que habíamos oído hablar del mirador del Prat de Llobregat, desde donde se pueden divisar los aviones aterrizar en el aeropuerto. Un domingo por la mañana decidimos acercarnos con el coche y la primera impresión que nos llevamos es que no éramos los únicos que nos habíamos levantado con la idea de ver aviones sobrevolar nuestras cabezas.

Nos encontramos con que el camino que lleva al mirador estaba plagado de grupos, familias y parejas corriendo, en bicicleta, en patines, o simplemente caminando. La típica estampa de domingo de primavera pero en pleno otoño y con aviones sobre nuestras cabecitas.
El mirador está estratégicamente ubicado, justo antes de las pistas de aterrizaje, con sillones y sillas de piedra para poder contemplar tranquilamente el espectáculo.

Muy cerquita del mirador y ya entrando en la ciudad del Prat de Llobregat, encontramos el restaurante Cataluña y Aragón, un restaurante familiar dedicado a la cocina de siempre. De diario sirven menús pero en fines de semana, como fue nuestro caso, es de carta.

Desconocíamos cómo iban a ser las raciones de los platos, así que decidimos compartir un primero y pedir cada uno por separado un segundo plato. Descubrimos rápidamente que los platos son muy completos.

- Revuelto de ajos tiernos con gambas. Excelente revuelto con la tortilla muy jugosa y con unas gambas hermosas y con aspecto de frescas.

- Rape con salsa de almendras. Un plato que bien podría haber sido único porque era muy completo; además del pescado llevaba como acompañamiento verduritas y patatas al horno muy buenas. Tres trozos de rape bien grandes regados con una salsa de almendras que resultó dulce y rica.

- Entrecot al roquefort. De nuevo acompañado con verduritas y patatas al horno; el entrecot estuvo bien pero la salsa fue poco contundente para tratarse de queso roquefort.

Precio (2 personas): 43,50 €, incluyendo una botella de agua grande, sin postres ni cafés. En general estuvo bien, el trato fue muy correcto y el ambiente agradable. Está claro que para comer un poco bien en día festivo hay que pagar un poco más.

Queso pesto verde

Todo un descubrimiento este queso. Me lo dieron a probar una vez en la quesería Simó del carrer Comtal y desde entonces allá donde lo veo, lo compro. Sé que a primera vista este queso verde no tiene muy buen aspecto pero recomiendo probarlo porque, además de ser un queso completamente diferente a lo que estamos acostumbrados, el sabor a salsa pesto está muy bien conseguido.

Nosotros lo hemos comido de formas distintas: en lonchas, en taquitos o calentándolo al horno sobre una rebanada de pan simulando una pizza. Nos queda por probar cómo quedaría derretido sobre pasta como si de salsa pesto se tratara.

Me ha costado pero al final he encontrado la página web sobre este queso, véase aquí. Yo creyendo que se trataba de un queso italiano y resulta que la empresa que lo produce es holandesa. Chafardeando por su web he visto que hacen este mismo tipo de queso, llamado Basiron, con tomate, con mermelada de fruta, de especias y hasta wasabi! Habrá que descubrir dónde los venden...

Feliz Navidad

En la cama se crean los sueños,
en la mesa se transforman.

Feliz Navidad

Restaurante Brasería Patricio (Castelldefels, Barcelona)

Bar Restaurante Patricio
c/ Once, nº9
08860 Castelldefels (Barcelona)
Telf: 93 636 66 50

Seamos sinceros. La paella en sí no es un gran plato. Un poco de arroz, un poco de verdura, un poco de carne y listos. Todo esto, a menos que seas un buen cocinero de paellas y hagas el arroz con arte y saques jugo, nunca mejor dicho, a la combinación de todos esos ingredientes. Pero en general, en los restaurantes no solemos encontrar esa combinación, sino que solemos encontrar otra que aun hace más especial a la paella: terraza, sol y paella.

Con estos tres elementos podemos hacer feliz a mucha gente. El sol da vida, la terraza da aire y la paella llena el estómago, así de simple. Yo disfruto con este trío; porque si me das una paella sin terraza, o me das una terraza sin sol o una paella sin sol, no es lo mismo.

Precisamente sol, terraza y paella es de lo que pudimos disfrutar en el Restaurante Brasería Patricio. Hace tiempo descubrimos que en la playa de Castelldefels había un restaurante a pie de playa con buenas paellas. Un día fuimos en su búsqueda y nos percatamos que se habían trasladado a la zona interior de Castelldefels Playa. No es lo mismo pero tienen una terraza bastante grande y no tiene aglomeraciones como otros locales de la zona porque está un poco más escondido.

Pedimos para compartir una ensalada especial "Patricio", unos mejillones al vapor y unas sardinas que no estaban en la carta pero que se nos ofrecieron. Los mejillones grandotes y las sardinas, por lo que me explicaron porque yo no soy muy amiga de ellas, estaban muy bien hechas con ajo y perejil.

Y la protagonista de nuestra comida fue la paella marinera. Pedimos 4 raciones pero pecamos, porque con 3 raciones hubiese sido suficiente para los 4 comensales que éramos. Una paella muy correcta y vistosa.

Este restaurante tiene una carta bastante extensa de postres. Disponen además de la carta de un carrito con pasteles caseros que te acercan para que elijas a tu gusto. Nosotros compartimos una crema catalana y un coulant de chocolate. Bien, sin nada que destacar pero sin nada que criticar.

Precio: 112,48€ (4 personas, con cafés y postre). Eso significa que salió a menos de 30€ por persona, una buena relación calidad-precio. Algún día tendremos que visitar este sitio para probar qué tal las carnes.

Una mesa con plancha en Osaka (Japón)

Insisto. Los japoneses van un paso más allá de nosotros. Con esto es con lo que nos topamos al entrar en un restaurante de Osaka: la mesa llevaba incorporada una plancha donde cocinarse cada uno la carne al gusto. Éramos seis personas y la plancha era lo suficientemente grande como para que alcanzásemos todos, era tan "sencillo" como pedir el tipo de carne que queríamos y ¡a devorar!

Y digo sencillo porque esta vez fue algo más fácil pedir los platos al camarero. La carta, escueta y en inglés, llevaba un gracioso dibujito de un vacuno (¿buey?) en el que señalaba las partes de la carne que te podías pedir. Elegimos unas cuantas al azar y un poco de cebolla para acompañar. En esta carta especificaba además la cantidad de carne que se nos iba a traer por plato para que pudiéramos calcular las raciones. Estupendo.

De la carne no puedo decir más que fue excelentísima. Creo que lo mejor que puedo decir en este caso es: ¡Miren , observen y disfruten de las vistas!

Creo recordar que nos salió a unos 40 euros por persona pero de los seis que éramos ninguno tuvo ningún reparo ni comentó nada sobre la cuenta. El espectáculo de la plancha, la carne con esas vetas de grasa tan sabrosa y hecha a nuestro gusto hicieron que saliéramos del restaurante más que satisfechos de nuestra elección y experiencia. Desde luego que recomiendo visitar un restaurante de este estilo.

Un detalle curioso: como postre nos ofrecieron, gratuitamente por supuesto, un chicle llamado Dessert Gum, un postre-chicle podríamos decir. No disponían de postres caseros y nos limitamos a degustar este original chicle de fresa ácida.

Un bloguero que sigo últimamente bastante me ha facilitado la información que me faltaba cuando redacté este post: en Japón a este tipo de restaurante con plancha se les llama YakiNiku. Veáse su experiencia aquí, ¡gracias AlainKun!

Ginebra G'Vine

Ahora que se acercan las Navidades, también se acercan las copichuelas. Es época de festejos y que mejor que festejar con un buen gintonic, ese combinado que tan de moda se ha puesto ahora. Sí, porque el gintonic ha vuelto. Nunca se ha ido del todo pero está claro que ahora triunfa de nuevo.

En mi caso, nunca he tenido ningún combinado preferido, siempre he sido de ir probando y cambiando... hasta que llegó él. El gintonic. De siempre he tomado tónica porque me parece un refresco ideal: es refrescante, eficaz contra la sed y con toques amargos y cítricos, que, por cierto, no a todos gustan. Y si además a todo lo anterior se le añade una buena ginebra con aromas herbales como la G'Vine Floraison, acaba una disfrutando de magnífico cóctel.

Cierto es que no se trata de una ginebra que podamos encontrar en cualquier bar de copas. Afortunadamente nosotros hemos podido toparnos con ella en varias ocasiones hasta que hemos decidido hacernos con una botella para poder disfrutar de un buen gintonic en casa.

Dos curiosidades sobre esta ginebra: no está elaborada con alcohol de cereales sino con alcohol de uva y en el proceso de elaboración participan hasta nueve tipos diferentes de plantas. En la etiqueta en la parte posterior de la botella detallan todos ellos. Yo creo que todo ello es lo que hace que esta ginebra sea diferente. Para mí la G'Vine es suave y extremadamente aromática. Y digo esto último porque me sorprendió el olor tan bueno que desprendió la botella cuando la abrimos, ¡parecía un perfume!

Y sobre cómo tomar el gintonic... pues esto va a gusto, señores. Nosotros la primera vez que pudimos disfrutar de esta ginebra fue en El Racó d'en Toni y allí nos la sirvieron con trocitos de uva que le iban que ni al pelo a la G'Vine. Ver aquí nuestra experiencia.

Pero la última vez, en el bar Café Central de Viladecans, nos sorprendieron sirviéndonos el gintonic de G'Vine con pepino y un poquito de pimienta, ¡sí, pimienta molida! Hay que probarlo porque el resultado de toda esa combinación cítrica, amarga, picante y frutal es algo diferente. Tenemos que volver a este local de crepes, bocadillos y copas porque la última vez no resultaron buenas fotos para poder colgarlas por aquí.

¡Así que a experimentar con los gintonics!

Lentejas estofadas con la sra. Chef

Como siempre se dice: con buena materia prima el resultado es mucho mejor. Para estas lentejas estofadas no sólo hizo falta buena materia prima, sino que también hicimos uso de nuestra maquinita Ideal Chef Pro para cocinarlas.

Lo sorprendente es que yo he intentado cocinar lentejas estofadas un millar de veces en nuestra olla de siempre (sin presión) y nunca me habían salido realmente estofadas, siempre me habian quedado acuosas, no les pillaba el punto..

Con nuestro nuevo robot de cocina fue diferente: quedaron perfectamente estofadas. Una ilusión que nos llevamos al abrir la tapa y ver las lentejas estofadas!

La materia prima de la que hablaba antes fueron estas preciosas morcillas y chorizos que nos trajeron unos amigos a casa. Tanto la morcilla como el chorizo, los dos caseros, vinieron desde Cuenca para aterrizar en nuestra cocina.

Ingredientes:

1 morcilla
1/2 chorizo
tiras de bacon
1 cebolla
1 hoja de laurel
1 zanahoria
1 ajo
1 vaso de lentejas
4 vasos de agua

La receta es tan sencilla como poner todos los ingredientes, cortados en la medida que se prefiera, en el recipiente de la Ideal Chef Pro. La proporación para poner más raciones de lentejas y agua es 1:4. Marcar el programa Legumbres con un tiempo de 35 minutos y listos!

El antes:
El después:

Caramelos de Papabubble (Barcelona)

Teníamos bien claro que nuestro detalle de boda a los invitados tenía que ser algo relacionado con el mundo de la gastronomía. Barajamos algunas posibilidades sobre galletas originales como las Florentine Cupcakes o incluso llegué a pensar en realizarlas yo misma, pero la última semana hubiese sido imposible ponerme en la cocina a fabricar unas doscientas galletas... no me lo imagino con los nervios!

El problema de las galletas o los cupcakes hubiese sido la delicadeza con que tratarlos. Queríamos algo práctico también pero a la vez original. Al final dimos con la solución: caramelos personalizados con nuestros nombres de Papabubble.

No se trataba de un detalle propiamente gastronómico pero sí que se adaptaba a nuestra idea y bolsillo. Así que unos meses antes (¡hay bastante demanda!) encargamos unos cuantos kilos de caramelos con nuestros nombres y corazón rojo en la tienda de Barcelona.

Se trata de un caramelo completamente personalizado porque pudimos elegir color y sabor. Combinamos el rojo, negro y blanco que eran los colores que iba a tener la decoración del lugar donde celebrábamos el convite. Los sabores escogidos fueron fresa ácida y manzana ácida. Fue difícil elegir los sabores porque de verdad que están todos buenísimos.

Del envasado y etiquetaje nos encargamos nosotros mismos. Fue tan sencillo como comprar botes de plástico, cintas de color rojo y etiquetas personalizadas. El problema o el engorro vino cuando tuvimos que meter todos los caramelos en los envases: ¡en casa parecíamos una fábrica de caramelos!

En la misma tienda se nos ocurrió que podríamos regalar, en vez de los tradicionales novios para las parejas, piruletas con sus nombres para que todos los detalles fueran en consonancia. Así que encargamos también piruletas de caramelo con los nombres de nuestras parejas especiales y con los mismos colores y sabores. Quedó todo muy bien y sobre todo los invitados muy contentos.

¡Viva el dulce!

The Garden Oriental (Kyoto, Japón)

El poder disfrutar de unas preciosas vistas a un jardincito japonés es un plus. En Kyoto visitamos un mediodía el restaurante The Garden Oriental, un lugar donde poder saborear una cocina mediterráneo-japonesa. El ambiente espectacular, el servicio más que perfecto y la comida perfectamente elaborada, cuidada y buena, muy buena.

Si algo hay que destacar de este sitio era el lugar en sí, en la página web hay diferentes fotografías donde se puede intuir claramente el clima que se respira en este local. Por lo visto, también celebran bodas, qué pena que me quedara un poco lejos sino lo habría elegido... Este restaurante estaba ya concertado en el tour organizado que llevábamos y para mí fue uno de los mejores.

- Ensalada de verduras. La sencillez de los platos es lo que más me gustó. Esta ensalada era muy sencilla pero estaba perfectamente seleccionada, las verduras cocinadas en su punto y muy sabrosas (¡sí! ¡verduras con sabor!). Un plato excelente que bien nos venía para poder seguir degustando los siguientes platos. Un poco de verdurita en los viajes no viene mal...

- Crema de setas. Un bol típico japonés con una deliciosa crema de setas. Sinceramente tuvimos qué preguntar de qué era la crema porque no acertábamos a descubrirlo.

- Pasta con salsa de nata y bacon. Un plato que disfrutamos mucho porque no esperábamos jamás de los jamases poder comerlo en Japón. La salsita no era suave, en la línea de la mayoría de salsas japonesas, y la pasta estaba al dente.

- Medallones de ternera con patata asada. Antes de que nos trajeran este plato, vimos como nos echaban aceite de oliva, mostaza y sal en unos platitos aparte. Como buenos españoles, rebañamos con pan el aceite de oliva y disfrutamos de lo lindo. La carne bien tierna.

- Helado de vainilla sobre fondo de galleta. Cómo me gusta cuando el helado de vainilla sabe a vainilla. La mezcla con la galleta muy buena, ¡esto es bien fácil de hacer en casa!

No puedo hablar mucho del precio porque esta comida estaba incluida en el precio del viaje organizado que llevábamos, pero por lo que pone en la página web los menús de tipo ejecutivo, vamos un menú diario como el que comimos nosotros, viene a costar unos 38,00€/persona. En cambio, un menú más amplio y elaborado ronda los 65,00-90,00€. Y aquí dejo lo que más me gustó de todo el restaurante, los cubiertos mezclando los tradicionales con los palillos japoneses, ¡esto sí que se llama mezcla de culturas!

Macarrones a la carbonara con la sra. Chef

Si algo faltaba en nuestra cocina era una maquinita hacemelotodo. Yo tenía en mente que algún día caería una Thermomix, pero claro con el precio que tiene, estaba claro que iba a tener que esperar. Pero será que yo hablaba mucho en el trabajo de que soy una entusiasta de la cocina y de que deseaba tener algún día una maquinita, que un buen día (un muy buen día, mejor dicho) me encontré con un regalazo sobre mi silla del bar donde desayunamos. Era mi regalo de boda, un fantástico regalo de boda: una Ideal Chef Pro de Saivod.

Así que desde el mes de septiembre hemos estado investigando con este nuevo ser que habita en nuestra cocina. Iré colgando las recetas de los platos que hemos cocinado. Esta que explico a continuación es muy sencilla y rápida, como la mayoría, porque sí algo tiene cocinar con máquina es que es práctico, limpio y rápido.

Macarrones a la carbonara:

Con el programa Al gusto y con la tapa abierta se sofríe cebolla en la cantidad que uno desee (a mí por ejemplo me gusta con mucha cebolla) y se deja dorar también al gusto, nunca mejor dicho. Se añaden tiras de bacon o jamón dulce y a continuación un tetra brik de nata líquida para cocinar.

Se echan los macarrones con la presión baja del programa Al gusto y se añade también el agua hasta tapar los macarrones completamente. Se remueve y se pone de nuevo el programa Al gusto 12 minutos y presión media.

Finalmente, cuando ya la maquinita haya cantado su canción de Final de la cocción (¡es muy gracioso!), añadimos queso rallado y orégano u otras especias.

Menú en Kyoto

Nuestra primera noche en Kyoto descubrimos que teníamos uno de los mejores hoteles de la ciudad (sí, ¡porque no decirlo!), no porque se tratara del más lujoso sino porque el hotel se encontraba en la estación central de Kyoto, un edificio moderno y emblemático de la ciudad. Lo curioso de esta estación es que no sólo se trata de una estación; es además un centro comercial, de turismo y de ocio. Vamos, que allí nos encontramos con toda una zona de pisos en la que cada piso tenía diferentes restaurantes. !El paraíso!

Elegimos uno que nos llamó la atención por su escaparate y su precio:

Parece mentira que algo tan simple como colocar un escaparate de comida sea tan práctico a la hora de escoger la comida en un restaurante. Ciertamente, si en el resto de tiendas u otros locales comerciales tienen escaparates, ¿porque no lo iba a tener un bar o un restaurante?

El hecho de no saber japonés, ni poderse entender en inglés con ellos, hace que sea difícil la comunicación entre camarero y comensal; pero eso ellos ya lo tienen superado gracias a sus magníficas y realistas reproducciones de platos. En eso (ni en nada) no nos defraudó Japón. Comer allí nos resultó más fácil de lo que creíamos.

Sí que es cierto que la carta con las fotos nos lo encontramos en pocos locales. Este fue uno de los primeros menús que comimos y nos quedamos sorprendidos por la rapidez, calidad y exactitud de los platos. Y digo exactitud porque nos los sirvieron exactamente igual que en la foto y escaparate:

- Makis y niguiris variados

- Tempura

- Caldo de fideos y verduras

¿Y si ahora os dijera que esto en realidad no eran platos sino reproducciones? Pues esta vez será que no, pero os garantizo que las reproducciones de los escaparates son tan realistas que podrían ser como estas fotografías. Alucinante.

Precio del menú: 1.300 yenes. Que para nosotros venían a ser unos 13 euros. Mencionar finalmente que fue aquí en Kyoto donde descubrimos que nos íbamos a ir adentrando poco a poco en el famoso mundo de la cerveza japonesa. En la fotografía, la Asahi, una marca bastante conocida y no sólo en el país nipón.
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