Molí del Duc (Aín, Castellón)

Molí del Duc
Aigua, 11
12222 Aín (Castellón)
tel: 964 629 064

A veces es imposible relajarse en la ciudad. La masificación, el estrés del trabajo, el tráfico, el ruido, etc. hacen que nos acostumbremos tanto a ello sin tan siquiera darnos cuenta de que se puede vivir de otra forma también. Por suerte, existen lugares donde uno puede degustar todo aquello que no le da la ciudad: calles sin coches, gente sin estrés, caminos sin asfaltar, el silencio de los grillos.. Suelen ser pueblos escondidos en las montañas donde se estila esta otra forma de vida.

Y nosotros este verano tuvimos el privilegio de conocer uno de estos lugares. Escapando de la rutina diaria, en nuestra única semana de vacaciones de verano, fuimos a parar a Aín, un pueblo ubicado en el Parc Natural de la Serra d'Espadà (Castellón). A través del blog 3 o 4 al día conocimos la existencia de Molí del Duc, una casa rural que volvía a abrir su restaurante después de un tiempo cerrado.

Cautivados por su oferta especial que incluía una noche de alojamiento más menú gastronómico y desayuno para dos, allí nos plantamos un miércoles de mediados de agosto.

Después de un agradable descanso en la habitación, dimos un paseo por el pueblo para ir preparando el estómago para la noche. Si hay algo que se agradece de las casas rurales es su acogedora tranquilidad. Y eso fue también lo que nos encontramos en el restaurante que se ubica en la planta baja de la casa. Maurici Serra, el creador del blog 3 o 4 al dia, fue el que nos recibió y junto a Laura, su cuñada y dueña de la casa, hicieron un tándem perfecto para servirnos el menú degustación:

- Sal Maldón y sal ahumada con aceite de oliva. Un buen inicio que se está poniendo muy de moda en los restaurantes y para los que nos encanta sucar el pan es un buen inicio.

- Pincho de chocolate con foie. Un aperitivo bien gracioso y diferente. Primera vez que probamos la combinación chocolate con foie. Con un toque de sal, el pincho se deshacía en la boca dejando unos contrastes de dulce y salado muy agradables.

- Ensalada con boquerón y mermelada de tomate. ¿Porqué no tenemos foto de esta ensalada tan buena?!?!?! Ensalada bien fresca acompañada de un boquerón y su jugo que al mezclarse con la mermelada hacía un aliño dulce-salado.

- Vichyssoise de pimiento y tomate. El mejor plato de toda la velada. Presentado primero como una crema blanca, se le incorporaba el gazpacho apimientado convirtiéndose finalmente en una crema color naranja con suave sabor a pimiento. Excelente presentación y excelente sabor.
- Croqueta de calabacín. A los que disfrutamos de la cocina nos gusta que nos expliquen cómo nacen los platos y de esta croqueta precisamente supimos de su origen. Con las croquetas se puede jugar mucho y aquí, en el Molí del Duc, han creado su croqueta, la de calabacín. Aunque llegó un pelín demasiado hecha por fuera, por dentro era suave y cremosa con un toque sutil a calabacín.

- Bacalao con cebolla confitada y salsa de pimiento. Un sencillo bacalao con su piel crujiente acompañado de una base de cebolla y salsa de pimientos verdes. Para mí, la salsa le sobraba; el pescado y la cebolla ya hacían un buen plato.

- Solomillo al romero. Un solomillo bañado en salsa perfumada con tomillo, una salsa que recordaba a una especie de carbonara pero con aroma a tomillo. Todo un reto este plato, porque en general los solomillos no se suelen presentar bañados en salsa. A nosotros nos gustó y mucho.

- Huevo frito. Qué divertido poder tomar como postre un huevo frito con sus choricitos y todo. Sin duda el plato más original de la noche. Se trata de una base de yogur con centro de lemon curd y acompañado de arándanos secos. Un postre bien ácido.

- Sorbete de albahaca. Un postpostre muy agradable y fresco. Nos retaron a adivinar los ingredientes y casi lo conseguimos: albahaca, limón y azúcar.

Para beber: vino tinto Merlot de Enrique Mendoza. Su carta de vinos no puede ser más práctica: ¡en un Ipad! Esto sí que es aplicar tecnología a la gastronomía ;-)

El precio del menú degustación es de 24 euros/persona (sin bebida). ¿Acaso por dos aperitivos, cinco platos y dos postres se puede ajustar más el precio? No lo creo. Por la calidad y el trato que recibimos hubiésemos estado dispuestos a pagar más. En el Molí del Duc son conscientes de que están entre las montañas, pero si siguen con ese espíritu más de uno hará como nosotros y recorrerá 300km para conocer esta casa rural con encanto donde también se cuida la gastronomía.

Fotografías realizadas con la cámara Panasonic Lumix DMC-FZ45

Agua del Carmen

- Mamá, ya no sé que hacer con estos mareos.. es que ni con lo que me ha mandado el médico ni con el fisio se me van. Uff..
- Ay hija, yo ya no sé que decirte.
- Ya..
- Oye, prueba con Agua del Carmen.
- ¿Qué?!?! ¿Eso qué es?!?!
- Agua del Carmen, es lo que nos daba tu abuela de pequeños para los mareos.
- ¿Y eso de dónde lo saco yo?
- Pues de la farmacia.
- ¿De verdad que hay una cosa que se compra en la farmacia y se llama Agua del Carmen? Mamá...no me tomes el pelo eh.
- Mira, coge y vete a una farmacia y pregunta a ver si tienen..
- ¿Seguro que no haré el ridículo, mamá?
- Que noooo, que eso es de toda la vida y lo venden en las farmacias..

En la primera farmacia que pillo, entro y pregunto. No se sorprenden al preguntar. Buena señal, no me han tomado por loca.. Me responden que creen que tienen una por ahí, que me la buscan. Madre mía, esto debe estar en los cajones de medicinas naturales para aliviar tensiones rarunas para gente raruna, pienso.

Salgo de la farmacia con la cajita de Agua del Carmen en mis manos, con la esperanza de que sea la solución a mis mareos. La abro. Botellita de plástico con etiqueta muy vintage. Bebo un sorbo...

- Por dios, mamáaaaa, ¡esto es alcohol puro!!!
- ¿Qué has hecho, hija?
- Pues beber un poco..
- Pero hija, si eso es para echar una gotitas en una infusión o en agua..
- Joder, con razón esto calma los mareos y todo tipo de males.. si con esto lo que pillas es un buen cogorzo!

Leo el prospecto: Solución oral... Destilación hidroetanólica a partir de plantas medicinales... Uso contraindicado para niños por su alto contenido en alcohol etílico... Alcohol puro, vamos.

Y sí, esto es una historia verídica. Como alivio para mi alma, alma de persona que recurre a remedios naturales non-identificados, he descubierto que este "medicamento" tiene fans en un grupo de facebook: Señoras que beben Agua del Carmen para no marearse. Así que no soy tan rara ;-)

Higos

Higos de fin de semana....

... ahora no sé si hacer compota, dejarlos secar o emmarcar las fotos ;-)

Fotografías realizadas con la cámara Panasonic Lumix DMC-FZ45

Casa Paloma (Barcelona)

Casa Paloma
c/ Casanovas, 209
08021 Barcelona
Tel: 93 20082 96
La carne ha vuelto. Y es que no se ha ido nunca, pero parece que últimamente la carne está de moda. Ahora lo que se lleva es servir carne de diferentes variedades con distintos cortes. Se lleva el steak tartar y se llevan las hamburguesas. Eso sí, siempre poniéndole nombre y apellidos a la vaca de la cual procede.
Con esta filosofía, y añadiéndole la idea de servir un buen aperitivo estilo vermouth antes de proceder a comer, es como nace el restaurante Casa Paloma. El local es enorme, tiene dos plantas y diferentes espacios: una barra donde puedes ver cómo elaboran el steak tartar (lo que se llama ahora show cooking), una zona de sofás, otra barra pero más bien para copas.. además todo muy vintage.
Boquerones marinados.
Berberechos, bien grandes y hermosos.

Mejillones en escabeche.
Acompañamiento de la carne a base de puré de patata y cebollitas glaseadas.

Otro buen acompañamiento, patatas gratén.

Tirita de Wagyu. La foto no hace justicia, resultó tierna-tierna.
Solomillo de Angus
Pan de espelta
Crumble tropical con galleta, plátano y coco.
Café con leche servido con jarrita de leche.

Precio (2 personas): 86,45€. Hay que tener en cuenta que el mayor coste lo tuvieron los dos platos de carne, 25,00 y 23,50€ respectivamente. La carne de raza se paga, claro.

Diré que nos gustó en conjunto. Pero diré también que lo vimos todo muy forzado. Me explico. La idea de tomar un vermouth como los de antes me parece muy buena. Recuperar tradiciones gastronómicas me parece buenísimo (ya no sólo en los restaurantes, ¡en casa deberíamos volver a la costumbre de sacar una latita de berberechos antes de comer!). Pero si esta costumbre vuelve, tiene que volver en su forma auténtica. Y servir unos mejillones en bol de cerámica y sin palillos, no me parece del todo auténtico.. Opinión personal, claro.

Seguramente pecamos al no probar el steak tartar, que parece que es lo que triunfa. Así que habrá que volver ;-)
Fotografías realizadas con la cámara Panasonic Lumix DMC-FZ45

Risotto de calabaza

A nuestras manos llegaron unas bonitas calabazas recién sacadas del huerto. Por su belleza, lo más probable es que se hubieran convertido en lindas carrozas como en el cuento de Cenicienta, pero nosotros fuimos más rápidos y acabamos convirtiéndolas en suculentos platos ;-)

Con un par de ellas cocinamos una buena cantidad de crema de calabaza siguiendo esta receta, sólo que cambiando el calabacín por la calabaza. La crema es un plato ligerito, que aguanta bastante bien en la nevera y muy rápido de servir. ¡Así que tuvimos crema para toda la semana!

Pero como para nosotros repetir receta es aburrido, con el resto de las calabazas cayó un risotto. Cierto es que lo correcto hubiese sido elaborar esta receta con arroz arborio pero en ese momento tuvimos que improvisar con un arroz convencional. No quedó mal tampoco, pero es en este caso hay que comérselo en el momento, nada de dejarlo para otro día porque se queda hecho una pasta.

Ingredientes:

350gr de arroz
350gr de calabaza
1 cebolleta o puerro
200ml de vino blanco
1,5l aprox de caldo de verdura
queso rallado

Elaboración:

A fuego lento y con un poco de aceite de oliva, pochamos la calabaza pelada y cortada en daditos. Cuando esté blanda y se haya evaporado todo el líquido, añadimos la cebolleta cortada y dejamos unos cinco minutos más. Echamos entonces el arroz y dejamos, a fuego bajo todavía, dorarlo un par de minutos removiendo para mezclarlo todo bien. Subimos el fuego y añadimos el vino blanco.

Cuando se haya evaporado todo el vino, empezamos a echar el caldo pero a cucharones; cada vez que echemos un cucharón dejamos que se absorba hasta echar otro cucharón de nuevo. Vamos comprobando como está el arroz y si va necesitando caldo. Finalmente echamos el queso rallado, mezclamos bien y tapamos para dejarlo reposar unos minutos.
Fotografías realizadas con la cámara Panasonic Lumix DMC-FZ45

Le Plo (Carcassone, Francia)


Le Plo
23, Rue Plo
11000 Carcassonne
Tel: (33) 468 25 51 85
En nuestras cabezas hacía tiempo que rondaba la idea de hacer una escapadita a Carcassonne. Amigos y familiares nos habían explicado que merecía la pena conocer esta ciudad amurallada y finalmente hacia finales de mayo cogimos el coche y nos plantamos allí.
De camino paramos en Colliure, un pueblo costero de la región francesa de Languedoc Roussillon. No tuvimos mucho éxito con el local que escogimos para comer, quisimos encontrar algún restaurante con gastronomía típica de la zona pero nos fue muy difícil y acabamos comiendo unas torradas de queso malas y caras. Una pena, porque por lo que leímos las anchoas son muy típicas y nosotros las anchoas las vimos en bote...
Menos mal que horas más tarde ya estábamos difrutando de los maravillosos rinconcitos de Carcassonne.

La idea inicial, después de haber consultado la noche anterior la internete, era cenar en el restaurante Comte Roger pues habíamos visto buenos comentarios, y un buen menú en su página web, pero nos lo encontramos cerrado y tuvimos que improvisar.
E improvisamos con esta terracita tan agradable del restaurante Le Plo. Su menú (la mayoría de sitios ofrecían varios menús con distintos precios) nos pareció atractivo.



Aperitivo:

- Nos sirvieron un vino rosado con sabor parecido al vino dulce Mistela. Ni preguntamos ni fuimos informados de lo que era.

- Camenbert rustido con ensalada. Oh my god! o mejor dicho Oh mon dieu!. Un hermoso cacho de camenbert que me hizo disfrutar muy mucho. No sé exactamente qué tipo de especia lleva este queso por encima pero estaba magnífico. Quizás se trataba de cebolla seca.


- Foie gras micuit con mermelada de higos. Típico plato de la zona (y de Francia, claro). Tenía pinta de ser de cosecha propia. Muy bueno.



- Crujiente de magret con salsa de miel. Yo siempre que voy a Francia, sea como sea, acabo comiendo pato. La idea del crujiente era buena, hasta que por culpa del tomate o la salsa de miel algo acuosa, el crujiente dejó de ser crujiente. Y el magret demasiado hecho, para mi gusto. 



- Cazuela Languedocien. Típica cazuela de la región de Languedoc con judías, pato, cerdo y salchichas. Algo ligerito, vamos. No nos podíamos ir de allí sin probar una, la anunciaban por todas partes en Carcassonne. Hasta nos encontramos un pequeño reportaje en una pared que explicaba su elaboración, con unas graciosas judías decorativas alrededor.

- Coulant de chocolate. Nuestra afición por el coulant de chocolate, nos hace probarlo hasta por tierras extranjeras. Buen coulant.

- Café gourmand. Antes de pedir este postre, tuvimos que preguntar por él. No sabíamos que se trata de un café servido junto a pequeños postres, que en este caso fueron crema catalana, profiterol de chocolate y mousse de chocolate. Nos hizo mucha gracia que el café fuera de Cafés Cornellá, porque nosotros vivimos en una población con ese nombre ;-)

Precio (2 personas): 51,40€, el precio del menú por persona eran 21 euros pero el foie tenía un suplemento y pedimos dos coca colas que tampoco incluía el menú. Nos pareció una buena relación precio sobre todo teniendo en cuenta que pudimos disfrutar de una agradable y tranquila cena en aquel jardincito con encanto.

Y después de cenar, seguimos paseando por la ciudad fortificada para maravillarnos de las vistas pero esta vez nocturnas.


Fotografías realizadas con la cámara Panasonic Lumix DMC-FZ45

Un regalo de bodas especial y culinario

Esta cestita ha sido la última invención de aquí una servidora y su queridito marido. Los cuñados se casaban y queríamos regalarle dinero como regalo de bodas, pero de alguna forma especial. Poco a poco y cogiendo ideas de un sitio y de otro llegamos al resultado final que no es otro que una cesta con botes de cocina y un dispensador de pajitas provistos de dinero. Se nota que es cosecha nuestra, un regalo culinario.

La gracia es dónde iba escondido el dinero. Cada bote contenía algo diferente. Los macarrones iban rellenos de billetitos (tuvimos que comprar unos más grandes de lo normal para poder enrollar bien los billetes dentro porque con los convencionales era como imposible). Y cada uno de los botes llevaba su correspondiente etiqueta, para que nos novios no se confundieran de bote a la hora de cocinar sus macarrones ;-)

Y como no, cualquier regalo de bodas tiene que venir provisto de unos novios. Intentamos buscar unos bien guapos (para estar a la altura de "los de verdad") pero tuvimos que conformarnos con unos que por tamaño se adaptaran a la altura de la cesta.

Y si en el colegio a uno le enseñan manualidades es para algo. Aquí nos las vimos para coser las letras de cartulina a la tela y que no se cayera ninguna. Al final tuvimos que comprar un doble celo que nos asegurara que el regalo no iba a acabar con un FLECIDADES en vez de FELICIDADES. El doble celo también nos sirvió para poder sujetar bien los lazos de los botes.

Uno de los botes más graciosos era el dispensador de pajitas bautizado según su etiqueta como "cañitas divertidas". El que se encargó de meter los billetes fue mi señor maridito y ¡cómo costaron meter los billetes en las pajitas! Bueno supongo que lo mismo que les costó a los novios sacarlas ;-)

El resto de botes iban llenos de moneditas acompañadas de azúcar, lentejas, arroz y mermelada. Sí, mermelada, una rica mermelada de fresa, para ir en consonancia con el colorido del regalo.

Un regalo hecho con cariño, ¡felicidades de nuevo a los novios!

Fotografías realizadas con la cámara Panasonic Lumix DMC-FZ45
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