Flan de huevo

Recuerdo (y como me gusta recordar) cuando mi madre cocinaba. Aunque suene raro, mi madre no cocina. Desde hace ya unos años, los que nos manchamos las manos en casa para cocinar somos mi padre y yo. En algún tiempo pasado hicimos el relevo: mi madre empezó a trabajar y yo a crecer, con lo que los fogones pasaron de ser mis enemigos a ser mis amigos. Y qué buenos amigos nos hicimos.
Recuerdo sobre todo lo que cocinaba. Nunca se le ha dado demasiado bien cocinar, seamos sinceros. Pero sí que había platos a los que le ponía empeño y mucho cariño y todos sabemos que lo que se hace con amor siempre sale bien. Además nunca ha sido de platos majestuosos ni tampoco de potajes, mi madre se dedicó a la cocina sencilla.
Recuerdo los canalones con paté. Como la ayudaba a poner la carne y a enrollarlos. Las croquetas, sencillas pero muy ricas. Y también recuerdo el flan de huevo. En el antiguo y escueto piso que tenían antes mis padres, había una cocina minúscula con unos armarios tono azul donde recuerdo perfectamente donde se localizaban los tarros metálicos con los que mi madre hacía el flan de huevo. Tarros individuales que posiblemente aun rondan por el piso actual.
Rememorando viejos tiempos, esta vez decidí que, haciendo uso de un montón de huevos y leche que había en la nevera, debía hacer flan de huevo. Un flan de huevo que le llevé después a mi madre para que lo degustara como yo hacía de pequeña con los suyos.
Ingredientes:

500 ml de leche

4 huevos

120 gr de azúcar

50 gr aproximadamente de azúcar para hacer el caramelo

Receta:

Mezclar los huevos batidos con el azúcar y la leche hasta que quede homogéneo. De mientras preparar una sartén con el azúcar para el caramelo a fuego muy lento. Una vez tengamos el caramelo, lo echamos con mucho cuidado (ahí fue donde me quemé yo!) en el molde donde vayamos a hacer el flan. Se ha de intentar que quede sólo en la parte baja del molde, que no chorree por los lados.

Llenamos el molde con la mezcla y preparamos el horno. Para hacer el flan, es necesario que busquemos un recipiente apto para horno que podamos llenar de agua y colocar el molde del flan. El agua tiene que quedar más o menos hasta la mitad del molde. Precalentamos elhorno a unos 180 grados y luego dejamos el flan aproximadamente una media hora dependiendo del horno a esa temperatura.

Para comprobar que el flan está hecho es muy sencillo. Golpeamos y miramos a ver cómo se mueve el flan. Si baila mucho mejor dejarlo un ratito más.

Sacamos del horno y dejamos enfriar un rato para poder meterlo en la nevera.

Il Matriciana (Roma, Italia)

Il Matriciano
Via dei Grassi, 49
Roma (Italia)
Último restaurante que comentaré de nuestra estancia en Roma. Al restaurante Il Matriciano acudimos el día que fuimos a visitar la ciudad del Vaticano porque quedaba relativamente cerca. Se encuentra apartado del centro histórico de Roma pero cerca de una zona de compras. De nuevo, recomendado por la guía que llevábamos por tratarse de un restaurante de cocina romana tradicional con más de 90 años de experiencia.

Esta vez disfrutamos de la típica terracita italiana en la calle, con mesas muy pegadas las unas a las otras y disfrutando de la simpatía de los camareros italianos. Fue muy gracioso sobre todo porque nos reconocieron enseguida como españoles y catalanes y mantuvimos una simpática conversación con el camarero que nos atendía sobre el Barça..

- Servicio de pan. Servido con el típico paquetito de bastoncillos de pan y con una especie de tostaditas muy buenas.

- Alcachofas a la romana. Este fue mi primer plato. Si cuento que han sido las mejores alcachofas que he probado me quedo corta. Extremadamente tiernas (hasta el tallo estaba tiernísimo), sabrosas y con un aceite y un suco para mojar y no acabar jamás. Muy bueno el plato, creo que se ve suculento hasta en la foto. Tengo que probar a buscar cómo se hacen porque me resultaron mucho más sabrosas que las típicamente fritas o incluso a la brasa.

- Rigatoni a la carbonara. Este fue mi segundo plato. Salsa carbonara auténtica, hecha a partir de huevo y aceite, con un poco de pimienta y trocitos de jamón cocido. Excelente salsa y excelente plato, nada que ver con la salsa carbonara hecha a base de nata. De nuevo, acerté.

- Tagliatelle al pomodoro. El otro primer plato. Muy sencillo pero sabroso.

- Escalopines con jamón y queso. Un plato diferente, no típicamente italiano. Buen plato también, pero fue el plato que menos gustó.

Imposible pedir postres porque los platos eran bastante completos, aunque fue una pena porque tenían buena pinta. Pedimos un par de botellas de agua, una jarrita de vino blanco de la casa y dos cortados.

Precio: 59,90 € (2 personas). Algo más caro que los anteriores restaurantes de Roma, pero hay que tener en cuenta que este restaurante era de algo más de calidad que los anteriores: el servicio, la terraza, la cocina, etc.

La Breccia (Roma, Italia)

La Breccia
Via Reggio Emilia, 10
Roma (Italia)
Está claro que en Roma se puede comer en cualquier sitio. A esa conclusión llegamos al tercer día de estar allí. De nuevo, un restaurante cerca del hotel, en los alrededores de la Porta Pia. Vimos que tenían platos que nuestra guía recomendaba probar y allí cenamos la última noche.
Restaurante La Breccia, un local grande, sencillo y con precios asequibles. Era jueves noche y estaba bastante lleno, eso fue era buena señal..

- Bresaola, parmesano y rúcula. Posiblemente el mayor descubrimiento que hice en Italia, la bresaola. No sabía que era al pedir este plato, la camarera me intentó explicar que era como jamón. Se trata de una especie de cecina de buey. Buenísima, sobre todo servida con esta combinación de ingredientes y añadiendo limón. Un gran descubrimiento.

- Fritto misto. Nuestra guía recomendaba también salirse de la típica pasta y pizza italiana. Decidimos probar un plato llamado Fritto misto que también habíamos visto en algún bar de comida rápida. El fritto misto italiano se compone de bolitas de diferentes tipos: con aceituna machacada, con aceituna machacada y carne, con mozarella, tomate y arroz. Algo diferente sí que fue. Cada una de las bolas fritas tenía un sabor diferente y estuvo divertido (seguimos prefiriendo pasta y pizza por eso). - Tiramisú. Pudimos coprobar que en Italia el tiramisú cada uno lo cocina a su manera. Pero de nuevo nada de el típico bizcocho que suelen servir por España engañosamente como tiramisú. Este también se asemejaba bastante a un flan. Precio (2 personas): 27,00€ con bebidas incluidas.
Hay que tener en cuenta que en la mayoría de restaurantes de Italia te cobran el cubierto (dependiendo del restaurante de 1,5-3,0 € por persona).

Da Augusto (Roma, Italia)

Da Augusto
Piazza de Renzi, 15
Roma (Italia)

Seguimos con Roma. Tanto en la guía que llevábamos como por internet recomendaba comer por el barrio del Trastevere. La verdad es que es diferente este barrio, yo no recordaba haber pasado por ahí años atrás cuando estuve en Roma. Tiene su encanto, es más barrio y sí que es cierto que sus bares y restaurantes son más auténticos, son más romanos.

Prueba de ello fue este restaurante que probamos: Da Augusto. Una taberna con manteles de papel y platos del día fue lo que nos encontramos. A este tipo de sitios lo llaman allí osterias.

- Rigatoni con tomate y rigatoni con tomate y carne. Sí, así de sencillos eran los platos. Pero todo lo que tenían de sencillo lo tenían de sabroso. Los macarrones perfectamente cocidos (al dente!) y la salsa muy sabrosa (¿de donde sacan esos tomates tan sabrosos?).

- Cordero. Con una salsita bastante especiada. Me recordó a la típica carne que se ha utilizado en algún cocido, tierna y sabrosa gracias a todo el tiempo que ha estado cociendo. Muy buena. Gran cantidad, además.

- Ternera con rúcula. Plato excelente. Ternera muy tierna y rúcula de sabor fuerte (además de grande, acostumbrada yo a la rúcula de España que suele ser de tamaño pequeño y con poquito sabor). Como disfruté con este plato..

- Tiramisú. Diferente, hecho por ellos. Nada de bizcocho y más bien tirando a flan. Muy bueno también.

Comimos muy bien en el Da Augusto. El sitio era casero, se veía la cocina desde nuestra mesa y aquello era como estar en el comedor de casa. Algo original fue que la cuenta la calcularon ellos mismo sobre el mantel de papel. Tal cual, in situ. Fue gracioso.

Precio: 36,50 € (2 personas) incluyendo 2 botellas de agua. Muy buena relación calidad-precio. Una experiencia romana, sí señor.

La Montecarlo (Roma, Italia)

La Montecarlo
Via Alessandria, 106
Roma (Italia)

Y empezamos con nuestra andadura por tierras italianas. Qué lujazo fue llegar y tener este restaurante, La Montecarlo, cerquita del hotel. Un restaurante práctico (platos típicos, pasta y pizza, nada ostentosos) y además económico. Seré breve porque comimos en muchos sitios..

- Prosciutto con mozarella. Que no falte este plato típico italiano. Qué diferencia con la mozarella de aquí, no hay color. Además venía acompañado de rúcula que de nuevo era sabrosísima. Vamos, un plato simple pero muy bueno.

- Bucattoni a la amatriciana. Como macarrones grandes con salsa de tomate. Muy buenos también, cantidad abundante. Servidos con parmesano.

- Linguine al pesto. Y qué pesto, perfectamente cocinado con albahaca, piñones y parmesano. Los linguines al dente. Creo que nunca antes había probado una pasta al dente de verdad. Noté el crujir de la pasta. Perfectos.

Precio: 30€ sin postres con agua y vino de la casa (2 personas). No llegamos a los postres porque las cantidades de los platos eran hasta exageradas..

Hotel Gastronòmic Mas Mariassa (Pratdip, Tarragona)

Mas Mariassa
Carretera de Santa Marina
43320 Pratdip (Tarragona)
Tel: 977 262 601

El Priorat no sólo tiene buenos vinos sino que además tiene buenos restaurantes. Esta vez reservamos en el restaurante del hotel Gastronòmic Mas Mariassa, sin haberlo visitado antes ni haber escuchado casi nada del restaurante. Pero el sitio, según su página web, parecía especial.

Y así lo fue. Ya no sólo por lo que nos costó encontrarlo (el GPS esta vez no funcionó muy bien). Fue todo: la comida, el ambiente, la compañía, el servicio...

El restaurante es pequeñito, bueno el hotel en sí es pequeño, pero la tranquilidad y serenidad que aporta el paisaje es de lo más agradecido. Yo soy de las que disfruta en restaurantes tranquilos y este, sin duda alguna, lo fue y mucho. Nos dejaron comer a nuestras anchas y la comida estuvo excepcional. Tienen carta pero al tratarse de fin de semana y no estar alojados tuvo que ser menú degustación.

- Nos sirvieron aceite de oliva de la zona con tostaditas y diferentes tipos de sal. Es de agradecer que antes de que comience el festival te traigan algo así para que vayas haciendo boca.. La sal era de cuatro tipos diferentes: normal, ahumada, negra y con pimienta.

- Tomate escalivado con arenque. Una delicia de aperitivo, el tomate de gran sabor y el arenque perfectamente cocinado, parece mentira lo pequeño que era el arenque y el sabor que le daba al conjunto.

- Mejillones rellenos con caramelo de cava. Los cuatro que éramos disfrutamos muchísimo con este plato (al final casi salió ganador), realmente algo diferente y muy muy bueno.

- Sopa de rape con gambas. Muy bien también, yo que soy de sopas y cremas disfruté muchísimo.

- Ensalada del huerto con queso de cabra y membrillo. Creo que una ensalada parecida a esta ya la había comido en algún otro restaurante. Realmente el membrillo en las ensaladas queda muy bien.

- Atún con reducción de vino rancio del Priorat y cebolla caramelizada. Llegados a este punto de la comida estaba disfrutando tanto que se me pasó hacerle foto a este plato. Recuerdo que de nuevo muy bueno, quizás el atún bastante hecho para mi gusto pero la reducción estaba buenísima.

- Filete de ternera blanca con reducción de Mistela. Una carne que ninguno de los cuatro que éramos habíamos probado. Diferente, tierna y la reducción de nuevo muy buena.

- Helado de fresa. comer de este helado fue como morder una fresa de verdad, vaya sabor.

- Todo esto lo acompañamos con un vino tinto: Geol 2006 (Costers del Segre). Muy bueno también.

Precio: 209, 29€ incluyendo chupitos, aguas y cafés (4 personas, a unos 52€ por persona).

Estuvo todo muy bien. Pudimos hablar con el propietario al salir y nos contó que tienen un huertecillo que es de donde sacan las verduras y hortalizas con las que luego cocinan. Nos habló también del hotel y del tiempo que llevan reformando la casa. Es realmente muy bonito todo, a ver si para la próxima reservamos un fin de semana gastronómico en Mas Mariassa.