Prueba de ello fue este restaurante que probamos: Da Augusto. Una taberna con manteles de papel y platos del día fue lo que nos encontramos. A este tipo de sitios lo llaman allí osterias.
- Rigatoni con tomate y rigatoni con tomate y carne. Sí, así de sencillos eran los platos. Pero todo lo que tenían de sencillo lo tenían de sabroso. Los macarrones perfectamente cocidos (al dente!) y la salsa muy sabrosa (¿de donde sacan esos tomates tan sabrosos?).

- Cordero. Con una salsita bastante especiada. Me recordó a la típica carne que se ha utilizado en algún cocido, tierna y sabrosa gracias a todo el tiempo que ha estado cociendo. Muy buena. Gran cantidad, además.

- Ternera con rúcula. Plato excelente. Ternera muy tierna y rúcula de sabor fuerte (además de grande, acostumbrada yo a la rúcula de España que suele ser de tamaño pequeño y con poquito sabor). Como disfruté con este plato..

Comimos muy bien en el Da Augusto. El sitio era casero, se veía la cocina desde nuestra mesa y aquello era como estar en el comedor de casa. Algo original fue que la cuenta la calcularon ellos mismo sobre el mantel de papel. Tal cual, in situ. Fue gracioso.
Para mi uno de los mejores restaurantes pues para comer bien no se necesita un restaurante de lujo y este sitio tiene buena comida y el trato es muy casero con lo que te sientes muy agusto, fue lo que mas se asemeja a comer en casa, y estando tan lejos..
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