Pastel de cumpleaños con lacasitos

Como ya expliqué en un post anterior, el día de mi cumpleaños fui doblemente afortunada. Por la mañana recibí de parte de mi maridito una deliciosa tarta de fresas y lo que yo no sabía es que por la tarde me esperaba en casa de mis padres otro pastel de cumpleaños: un original y llamativo pastel hecho a base de KitKats minis y lacasitos.

Claramente me emocioné al ver esta originalísima tarta. Ya no sólo por el hecho de recibir tal monumento al dulce en mi día de cumpleaños, sino porque sabía que esa tarta estaba hecha para mí, para alguien que agradece muchísimo cualquier tipo de acto culinario en su honor. Vamos, que a mí se me conquista por el estómago...

Y eso hicieron mi hermanilla y mi madre (y creo que también mi cuñado, ¡qué alegría de familia que tengo por dios!), conquistarme con esta tarta. Como yo no participé en su elaboración os dejo con los ingredientes imprescindibles para hacer este colorido pastel de cumpleaños:

KitKats minis

Lacasitos de chocolate

Se trata sencillamente de un bizcocho (yo creo que puedes poner en el interior cualquier tipo de tarta mientras que sea bastante compacta y aguante bien los lacasitos), un bizcocho que hay que intentar que quede más bajito que las barritas de KitKats.

Alrededor se colocan las barritas de mini KitKats, en posición vertical y cortadas de dos en dos que tienen que ser cómo bien dice su nombre "minis", ¡nada de colocar los normales que quedarán enormes! Y por último, por encima del bizcocho, se echan los lacasitos o los dulces que se prefieran. Al cortarla hay que tener especial cuidado porque puede ser que se desmorone todo.

Voy a tener que abrir un blog especialmente para tartas de cumpleaños porque por cada cumpleaños que llega en mi familia, aparece una nueva tarta más original todavía. ¡Gracias familia!

Una confitería granadina

Paseando por Baza (Granada) nos encontramos con una antigua confitería que no me resistí a fotografiar. Si no fuera porque los pastelitos y caramelos que tenía en su interior eran actuales, al entrar parecía que te teletransportaras al pasado cuando los caramelos sólo se vendían en estos establecimientos y se pedían a través de unos tarros de cristal a los que sólo podía acceder el señor confitero.

Allí dentro te podías imaginar cualquier historia pasada... desde la de un niño comprando sus Sugus con las perrillas que le habría dado su madre que le esperaría fuera charlando sobre sus quehaceres con sus señoras amigas, hasta la de la historia de una arregladísima y perfumada abuela que iría a comprar galletitas de mantequilla para llevar a sus hijos y nietos en una mañana de domingo.

Fotografías realizadas con la cámara Panasonic Lumix DMC-FZ45.

Coca de chocolate para Sant Joan

Recuerdo que el año pasado ya me quedé con las ganas de cocinar mi propia coca de Sant Joan. Al final acabamos comprándolas. Reconozco que en mi caso me tira más hacerla que no comerla. Como ya he dicho muchas veces, no soy una persona dulzona. Si tengo que elegir una coca de Sant Joan elijo la de llardons, que al fin y al cabo es la más salada de entre todas las que ofrecen las panaderías.

Ayer tarde, antes de la verbena, me pasé por el super y me hice con los ingredientes básicos para una coca. Para cambiar y poder disfrutarla yo también, decidí hacerla de chocolate. Sí, una coca de Sant Joan de chocolate, ¿porqué no?

Como disponía de poco tiempo, porque quería que pudiéramos disfrutar de la coca para la verbena, utilicé la receta que ya tenía clichada del blog La cocina de José (que a su vez también la sacó de otro blog, ¡cómo me gusta este mundo bloguero que comparte ilusiones y aficiones!). La diferencia con la mía es que mi relleno era a base de chocolate negro.
Transcribo con algunas diferencias:
Ingredientes:

300gr de harina de fuerza
50gr mantequilla
60gr azúcar
35gr de levadura fresca
2 huevos
75ml de leche
100gr de almendra molida
ralladura de 1 naranja
un poco de sal
60gr de chocolate negro (si la hiciera otra vez le echaria el doble de cantidad para que quedara con mucho más chocolate porque casi no se notaba)

Elaboración:

Mezclamos la levadura con la leche tibia y reservamos. Batimos los huevos y mezclamos con la sal, azúcar, mantequilla y la ralladura de naranja. Añadimos a esto la leche con la levadura y vamos añadiendo poco a poco la harina tamizada y la almendra. Mezclamos bien hasta que no se pegue la masa a las manos. Dejamos reposar 20 minutos tapando con un trapo.

Partimos la masa en dos y con cada uno de ellos hacen una forma ovalada encima de un papel para horno. Repartimos el chocolate con un rayador por encima de una de las masas y colocamos la otra encima cerrando bien los bordes. Con una yema de huevo pintamos la parte superior y bordes. Dejamos reposar media hora y metemos en el horno a 170 grados durante unos 20 minutos. Por último, al sacarla espolvoreamos un poco de azúcar por encima y voilà!

Feliz San Juan a todos.

Fotografías realizadas con la cámara Panasonic Lumix DMC-FZ45.

Pollo escabechado

Me encanta trapichear con las recetas. Me gusta hacerlas mías, cambiarlas para poder cocinar los platos a mi gusto. En algunos casos he errado y por querer hacer inventos ha salido mal el plato. Pero en la mayoría de casos, adaptar la receta a nuestros gustos ha resultado más que satisfactorio, como es este caso.

Desde que en casa de mis primillos probamos su pollo escabechado, andaba loca por cocinarlo. El señor artista de aquel plato me dio algunas pinceladas pero el guión lo seguí de una receta que andaba por casa y que yo tenía guardada de cuando me dedicaba a recortar las recetas de las revistas (ahora cada vez lo hago menos).
La receta original es de perdiz escabechada y como ingredientes llevaba más verduras. Se puede seguir la receta con cualquier tipo de ave pero nosotros somos más fieles al mítico pollo. Se trata de un plato para servir frío, de tapa o aperitivo. Pero sobre todo se trata de un plato para los amantes del vinagre:
Ingredientes (6 pers.):

3 pechugas de pollo
2 cebollas grandes
12 dientes de ajo
200ml de aceite de oliva
400ml de vino blanco
400ml de vinagre de vino blanco
2 hojas de laurel
2 ramas de tomillo
1 rama de orégano
1 puñado de granos de pimienta negra
sal

Elaboración:

Pelamos y troceamos las cebollas y los dientes de ajo. Limpiamos las pechugas de pollo y las salpimentamos. Calentamos 100ml de aceite de oliva en una cacerola y las doramos por todos los lados. Retiramos las pechugas.

Añadimos 100ml de aceite a la cacerola y rehogamos las cebollas y los ajos que hemos preparado junto al laurel, el tomillo y el orégano, a fuego suave. Incorporamos las pechugas de pollo y finalmente agregamos el vino blanco, el vinagre y el agua necesaria para cubrir todo completamente.

Cocemos todo a fuego suave hasta que las pechugas estén tiernas y casi comiencen a deshacerse. Salamos de nuevo un poquito y añadimos los granos de pimienta negra. Retiramos del fuego y dejamos enfriar. Lo suyo es guardar este plato en la nevera y dejarlo reposar un día entero.

Fotografías realizadas con la cámara Panasonic Lumix DMC-FZ45.

Mousse de lubina

La historia empieza hace algún tiempo, aun cuando todavía no existía la internete y aun menos los blogs gastronómicos. Pero ella ya apuntaba maneras de cocinitas. Sin tan siquiera saber leer ni escribir, aquella niñita de ojos verdes conocía bien sus gustos para comer. Los potitos de supermercado o farmacia no eran muy bien vistos por sus ojitos. Más bien eran rechazados por su linda boquita. Su preciado paladar sólo aceptaba purés o cremas hechas en casa.

Ella tenía que ver y oler cómo se cocían los alimentos en la cocina porque sino no se fiaba y, entonces, no se los comía. Ese olor a verdura fresca, a zanahoria triturada, a puré de patata, a pescado hervido, a manzana hervida... le hacían entrar en gana y saber que una buena comida le esperaba. Esa niña aun recuerda esos tarros de cristal guardados en la nevera esperando la hora de la merienda o la cena.

Así pues, esa linda niña creció y se convirtió en alguien que no puede vivir sin cremas ni purés dentro de su dieta diaria. Porque al fin y al cabo no sólo se trata de comida, son también parte del recuerdo de su infancia. Porque los olores y los sabores son recuerdos. Y los que amamos la cocina, nos guiamos por nuestros sentidos y cocinamos con ellos.

Quizás debería pulicar una receta de potitos pero resulta que fue cocinando esta mousse de lubina cuando recordé todo aquello. Al cocer el pescado, al usar la turmix, esa cremosidad de la mousse... sentí que estaba cocinando como hacía antaño mi madre con mis potitos caseros. A diferencia de aquellos años, y gracias a este mundo de redes, hoy puedo compartirlo.

1 lubina fresca
bechamel
cebollino
pimienta molida
sal

Hervimos la lubina. En este caso he utilizado lubina pero si se prefiere se puede utilizar cualquier otro pescado que sea de gusto. Quitamos la piel y troceamos asegurándonos de que no queden espinas. En un recipiente apto para la turmix, añadimos a los trozos de pescado la bechamel y trituramos. La bechamel es mejor ir añadiéndola poco a poco hasta adquirir la consistencia de mousse o crema.

Salpimentamos y decoramos con cebollino. Si se prefiere, se puede servir caliente.

Fotografías realizadas con la cámara Panasonic Lumix DMC-FZ45.

Casa Narváez (Cornellà de Llobregat, Barcelona)

Casa Narváez
c/ Francesc Layret, 37
08940 Cornellá de Llobregat
Tel: 93 377 45 40

Casa Narváez es una casa de comidas y, nunca mejor dicho, una casa. Porque para nosotros comer o cenar allí, es estar como en casa. Creo que quedan pocos sitios como estos. Son bares de barrio que han crecido gracias a la humildad y familiaridad de sus dueños. Bares que conocen la historia de la ciudad y la historia de sus vecinos.

Y a mí, particularmente, me gustan este tipo de bares. Ya no sólo por el trato cercano que uno recibe. También porque es de esos sitios en los que puedes acudir a cualquier hora. Es lo que yo llamaría un bar restaurante multiuso. Si quieres desayunar, tienes desayunos de plato o bocadillos. Si quieres comer, tienes menú de mediodía económico y a base de comida casera. Si te apetece cenar en familia o con amigos, también puedes hacerlo. Pero aquí viene mi recomendación especial: lo mejor de este sitio son sus tapas.

Patatas bravas. Para repetir y repetir.

Boquerones en vinagre

Chanquetes

Croquetas caseras. Densas pero deliciosas.

Cochinillo. Un imprescindible.

Pulpitos

También tienen otras tapas de más contundencia como los callos, riñones, caracoles o carne en salsa. Y hace poco han incorporado a su carta, tapas más selectas como la tarrina de foie mi-cuit y el revuelto de patata y huevo con foie. Nosotros las hemos probado todas. En función de las tapas que uno se pida, la cuenta puede salir entre 10-15€/persona.

Sabido es por todos que por el barrio de Sant Ildefonso y los alrededores de Plaza Catalunya de Cornellá es donde albergan la mayoría de bares de tapas de esta ciudad. Para nosotros, a excepción del bar la Patata (he aquí una entrada del blog de Tiritinyam) y la Cabaña del Parque (véase aquí), los demás bares no son lo que eran antaño. Así que mejor quedarse por el barrio centro y ir de tapitas a Casa Narvaez ;-)

Fotografías realizadas con la cámara Panasonic Lumix DMC-FZ45.

Desayunando como reyes en Mas Pau (Avinyonet de Puigventós, Girona)

Hotel & Restaurant Mas Pau
carretera de Figueres a Besalú
17742 Avinyonet de Puigventós (Girona)
Tel: 972 546 154

Dice el refrán: "Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo". Y precisamente eso fue lo que hicimos la mañana de un domingo en el hotel Mas Pau, desayunar como reyes. Llegamos a este hotel eligiéndolo entre todas las propuestas que ofrecía el pack Estancia con Encanto de Smartbox. Esta masia restaurada está regentada por Toni Gerez y Xavier Sagristà, dos discípulos de Ferrán Adriá y su restaurante dispone de una estrella michelin. No negaré que fue esta una de las razones por la que elegimos este hotel para pasar el fin de semana.

Y es que ese refrán tiene mucha pero que mucha razón. A mí si me dieran a escoger entre desayuno, comida o cena, lo tengo clarísimo. El desayuno alegra la mañana, hace que el inicio del día sea más placentero y además aporta energía para el resto del día.

El desayuno que nos prepararon en Mas Pau fue excelente; podría llegar a decir que fue el mejor desayuno de toda mi vida. Me sentí realmente como una reina. La sala donde desayunamos (que entiendo que es la misma donde se realizan las comidas) está decorada con antigüedades pero sin perder esa calidez de una masía típica catalana con sus vigas y ventanales de madera.

Un desayuno completo servido en una amplia mesa de madera, con productos de calidad de la zona, una cuidada vajilla de porcelana y cubertería francesa, ¿tiene algo más un desayuno de reyes? ¡Ah, sí! El sol entrando por los ventanales...

Embutidos de l'Empordà: botifarra negra, lomo y llonganissa.

Fresas

Zumo de naranja sanguina

Yogurt de oveja Mas Marcè

Mermeladas y mantequilla

Café y leche servidos en cerámica

Pan de pagès tostado y napolitanas de chocolate

Mel i mató

Detalle de mel i mató

Qué pena que no se pueda desayunar así cada mañana :-)
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